lunes, 19 de marzo de 2018

EL DRAMA DE LOS CETÁCEOS EN CAUTIVIDAD

La mayoría de nosotros aún guardamos en la retina las imágenes de Flipper haciendo piruetas en su piscina del parque acuático Coral Key Park en Florida. Esta cercanía e interacción con los humanos y en particular con los niños fascina al público, que comienza a idolatrar al animal de una manera apasionada. La mueca de la cara de los delfines, que parece una sonrisa, ayuda también a este “amor”  por este animal.


La cara amable de los delfines nos hace pensar a menudo que son felices en nuestra compañía. 
Foto Sharyn T, con permiso de WCA

 

Posters de la película y serie de tv Flipper (1963-64)

La realidad de la película y de la serie de televisión fue muy diferente. Flipper no era un único animal, sino que eran en realidad cinco delfines hembra entre las cuales había una llamada Kathy. Se elegían hembras pues eran más dóciles y en general se usaban las más dotadas para las piruetas. Kathy murió de agotamiento en brazos de su entrenador, Rick O’Barry que explicó en su momento: “el delfín decidió no comer más y se dejó morir de hambre”. La serie de televisión promovió la captura de delfines para su uso comercial en todos los parques del mundo. Rick O’Barry desde entonces se convirtió en activista en contra de la cautividad de estos animales.


Rick O’Barry, el entrenador de los delfines de Flipper

Una de las preguntas que se hacen los científicos desde entonces, cuando O’Barry planteó la hipótesis del suicidio, es si los delfines realmente pueden decidir no seguir viviendo. No están muy convencidos de ello: de lo que sí está convencida la comunidad científica es de que los animales de este tipo pueden estar deprimidos y pueden llegar a realizar conductas desesperadas, como dejar de comer o vagar sin rumbo o golpearse con las paredes de sus tanques. No vamos ahora a determinar cuál fue la causa de la muerte de Kathy/Flipper. Seguramente fue una combinación de causas, el agotamiento, la depresión…la cosa es que desde entonces Rick O’Barry no ha dejado de recordarnos lo infelices que son esos animales con los que trabajaba en cautividad.

Una de las características de los cetáceos y de los delfines en particular es sin duda su carácter social, de convivencia y sus rígidas estructuras sociales familiares y de clanes, con una gran capacidad de aprendizaje que se transmite de madres a hijos, y con una habilidad comunicativa entre individuos que asombra a los científicos: cada clan tiene su dialecto diferente. Son, en general, animales migratorios aunque hay comunidades que no migran pues establecen su territorio en una amplia zona en la que viven permanentemente.

Podemos entender pues que animales con estas características sean infelices en cautividad, al igual que entendemos que simios encerrados en zoos no lo pueden ser tampoco. En el caso de las orcas, los mayores delfines, es mucho peor por la sangrante falta de espacio que tienen en sus piscinas.

Blackfish, o el comienzo de la conciencia popular contra el cautiverio

En 2013 Gabriela Copperthwaite estrenó su documental Blackfish. La protagonista es una orca llamada Tilikum, la cual había causado la muerte a tres personas a lo largo de 20 años. El documental nos explica que jamás se han registrado ataques de orcas en libertad, al contrario de lo que cada vez con más asiduidad estaba ocurriendo en cautividad, donde se les obliga a realizar números circenses a cambio de alimento, y a convivir en espacios muy reducidos con ejemplares ajenos a su grupo familiar. La película relata también la muerte de Alexis Martínez, entrenador de orcas del Loro Parque de Tenerife. Fundamentalmente el documental centra sus críticas hacia Sea World,  propietario de las orcas de Tenerife.  Seaworld es una compañía estadounidense dedicada a la captura de animales marinos para su utilización en espectáculos.


Cartel de la película Blackfish (2013)

Tras la muerte de una de las entrenadoras de Tilikum, y las dos muertes posteriores comenzaron las denuncias contra esta compañía. Seaworld siguió produciendo espectáculos de orcas en cautividad, pero esta vez sin personas presentes en los tanques. Trabajadores destacados de Seaworld, como John Hardgrovee empezaron a denunciar lo que ocurría en sus instalaciones.

La propia compañía anunció en 2016 un descenso de beneficios de un 33 % desde 2013, el año de la película de Blackfish, y a la vez anunció también el final de la reproducción de orcas en cautividad, en lo que parece el inicio del fin programado de este tipo de espectáculos. Su presidente, Joel Manby, explicó entonces que un creciente número de personas piensan que las orcas no deben estar en cautividad y que los animales que tenían iban a ser los últimos. Convencido, o no, de que las orcas deban estar en cautividad, Manby se ha dado cuenta de que su negocio no es sostenible.

Las masacres de los delfines de Taiji. El horror anual para abastecer el mercado de delfines cautivos

Mientras tanto Rick O’Barry no ha dejado de trabajar a favor de los delfines libres. Creó la Rick O’Barry Dolphin Project para luchar contra la industria de la cautividad. Ha rescatado y rehabilitado delfines en muchos países en todo el mundo. Quizá su campaña más impactante sea la lucha contra la brutal caza de delfines en Taiji, en Japón, donde oficialmente el propósito de la caza anual autorizada por las autoridades es proporcionar carne para la alimentación de los japoneses. Sin embargo, la realidad es que la carne de delfín no es tan apreciada en Japón como la de ballena. Los propios pescadores explicaron a O’Barry, que pasa todos los años un tiempo durante la brutal caza en la zona, que el otro objetivo era la vender ejemplares para la industria de los delfinarios, y además para evitar que estos animales se comieran el pescado de la zona.



La película The Cove, estrenada en 2009, es un documental que explica la misión de un equipo de activistas, videógrafos y apneistas que consiguieron entrar en la zona, en la cala donde se realizan las matanzas para, utilizando cámaras ocultas y micrófonos, destapar el horrible crimen que se produce cada año.

En realidad todo lo relacionado con Taiji es oscuro. La temporada de caza es larga, entre septiembre y abril. La Prefectura de Investigación de Pesca Japonesa reconoce que el objetivo es el consumo humano y la reventa a delfinarios. Parece ser que el destino de los delfines capturados en Taiji y no consumidos son los delfinarios cada vez más numerosos de Asia y América, mientras que los delfinarios europeos niegan cualquier relación con Taiji, alegando que sus programas de reproducción en cautividad les permiten autoabastecerse de ejemplares suficientes.

Las cifras de la cautividad y sus amargas consecuencias

Es creciente la preocupación internacional por la situación de los delfines y otros cetáceos como las orcas en cautividad. Países como Chipre, Eslovenia, Croacia, Costa Rica, Chile e India han prohibido la cautividad en sus fronteras, y otros como Francia y México han procedido recientemente a tomar medidas para la eliminación de este tipo de instalaciones. Mientras tanto España es el país europeo con más delfinarios, y se están construyendo algunos más. Según Word Cetacean Alliance (WCA),  España posee en la actualidad 11 instalaciones con cetáceos cautivos, Italia cuatro y Francia tres, en proceso de eliminación, aún por concretar,  tras la aprobación de su reciente ley contra el cautiverio.


Las orcas en cautiverio suelen tener los dientes desgastados debido a conductas anormales tales como el roce con los laterales de los tanques, etc. Foto: Heather Murphy, con permiso de WCA

Las 32 instalaciones presentes en la Unión Europea están reguladas con la Directiva de zoos (1999/22), aplicable desde 2005 en todos los estados miembros. La Directiva proporciona un marco legal a la legislación de cada Estado Miembro, a partir de una licencia de funcionamiento y un sistema de inspecciones de las instalaciones. El fin es mejorar su papel en la conservación de la biodiversidad, intercambiar información para promocionar la protección y conservación de las especies animales salvajes, proporcionar un adecuado alojamiento para los animales con el objetivo de satisfacer sus necesidades biológicas y de conservación, asegurar el enriquecimiento de las especies y normas de la cría en cautividad y proporcionar cuidados veterinarios. A la vista de esto, nos preguntamos si realmente se cumple la Directiva en las instalaciones existentes y se satisfacen las necesidades biológicas de estos animales.

Tan solo cinco estados miembros de la Unión Europea, según World Cetacean Alliance, tienen legislación específica en materia de cetáceos en cautividad: Bélgica, Finlandia, Italia, Polonia y el Reino Unido. Este último exige unos estándares tan altos que es imposible cumplirlos y por ello no hay delfinarios. Italia tiene unas exigencias altas, pero no se cumplen. En trece países europeos (entre ellos el nuestro) existe absoluta libertad de tener delfinarios si cumplen las exigencias de la Directiva.
 

La Word Cetacean Alliance está compuesta por muchas organizaciones de todo el mundo

Las cifras son muy variables, pero aproximadamente hay unos 1000 delfines en cautiverio en el mundo, de los cuales en España hay unos 90 delfines, además de 3 belugas y 6 orcas.
Las principales carencias de los cetáceos en cautividad, según la WCA, son las reducidas dimensiones de los tanques en relación con el tamaño de los animales, factor especialmente grave en el caso de las orcas; un entorno social deficiente (los animales cautivos están desarraigados y fuera de su grupo o clan); incapacidad para expresar su comportamiento natural; altos niveles de estrés y uso de tranquilizantes; y mortalidad temprana. Y además deben realizar exhibiciones diarias a cambio de comida.


Lolita, la orca del delfinario de Miami. Cuando ocurrió el huracán Irma fue el único animal no desalojado de la instalación, debido a sus dimensiones. En la foto se aprecia el tamaño del tanque, muy pequeño en comparación con el tamaño del animal. Foto: Lincoln O’Barry

En el artículo “Fuentes de estrés en cautividad” (Morgan y Tromborg, 2007) se explica que los aspectos más estresantes para los animales cautivos son la iluminación artificial, la exposición a música muy alta, olores fuertes, temperaturas incómodas, restricción de movimientos en espacios muy reducidos, el hecho de forzarles a convivir con humanos, mantenimiento en grupos sociales anormales, así como restricciones en su desarrollo conductual. 


Es muy frecuente que los cetáceos en cautividad estén entrenados para realizar exhibiciones con números circenses en los que se condiciona su conducta mediante la privación de alimento. Foto: Jackie Curtis, con permiso de WCA


La presencia de humanos en los tanques o en los recintos de la denominada “semicautividad” (recintos cerrados en la naturaleza para el baño con delfines), provoca en algunos casos infecciones a los animales, de origen humano. Foto: Sharyn T, con permiso de WCA

Los cetáceos cautivos muestran conductas que no mostrarían en libertad, como nerviosismo o agresividad, patrones de conducta repetitivos, apatía y anormales periodos de inactividad. Además, debido a las condiciones no siempre idóneas del agua de las piscinas, desarrollan infecciones cutáneas, erosiones en la piel por el rozamiento con las paredes, reacciones por ingesta de pinturas del revestimiento de los tanques, etc. Es posible imaginar la dificultad de manejo que tienen determinadas especies muy grandes, como las orcas, y lo difícil y costoso que es tener una piscina suficientemente grande como para permitir un mínimo de movimiento. Hemos visto en algunos casos como los animales reposan en el fondo de las piscinas cuando los tanques deben vaciarse para ser sometidos a limpieza profunda. En resumen, por mucho que nos hagan creer que las condiciones de vida de estos animales, continuamente supervisados por veterinarios, son al menos aceptables, es imposible creer que un animal de estas características sea feliz o que, como mínimo, sus condiciones sanitarias sean adecuadas. Por supuesto es difícil de creerse estos artículos “científicos” que estas instituciones con delfines publican periódicamente explicando que la calidad de vida de los animales cautivos es mayor en cautividad que en libertad, porque se les cuida y se les curan sus enfermedades.


La orca Tylikum en Sea World. Foto: Milan Boers (CC)

Según WCA, se recurre a la captura de animales salvajes para satisfacer la demanda de población cautiva y no se cumplen con los requisitos de la Directiva. Pero esta asociación internacional nos ofrece algo de luz al final de túnel, parece que los europeos cada vez están más en contra de la cautividad y de los espectáculos con cetáceos y por ello cada vez más países están aprobando leyes en contra, como es el caso de Francia. En el caso de Barcelona, el Delfinari ha decidido que en vez de adaptar las instalaciones a las exigencias de la Directiva, prefiere clausurar la instalación. Otra cuestión es saber qué se va a hacer con los delfines de las instalaciones clausuradas.

El último informe de World Animal Protection

Un nuevo informe del World Animal Protection ha subrayado la magnitud de la industria de entretenimiento con delfines.
A pesar de que la película de 1993 Liberad a Willy dio un gran empujón al movimiento anticautividad, y la película Blackfish ha provocado un golpe muy fuerte a esta industria, el informe aún identifica 3603 cetáceos en cautividad en todo el mundo, de los cuales 3029 son delfines. Cuantifica la actividad entre 1.1 y 5.5 miles de millones de dólares anualmente.
Existen 336 instalaciones de cautividad en 54 paises. El 60% de todos los animales cautivos en el mundo se encuentran en 5 países: China (23%), Japón (16%), Estados Unidos (13%), México (8%) y Rusia (5%). España es el sigueinte con 104 cetáceos cautivos.
Destaca el gran incremento de la industria en China.



Las campañas en contra

Sin duda la campaña que más suena en todos los medios es “Empty the tanks”, que surgió tras la visita a Taiji por parte de algunos voluntarios. Según su web, se define como un movimiento no radical que pide la liberación de todos los mamíferos marinos. Algunos de los animales pueden ser candidatos a la liberación, pero otros, debido a su desarraigo e imposibilidad de vivir en libertad, especialmente los nacidos cautivos, deberán ser incorporados a santuarios marinos.


Pero ¿se pueden liberar los delfines cautivos? Rick O’Barry ha escrito todo un manual sobre esta cuestión a partir de su experiencia personal en liberación de muchas ejemplares. No parece una tarea fácil y los delfinarios se escudan en ello para aseverar que la reincorporación es casi imposible.
Mientras tanto cada año se suceden manifestaciones populares en contra de los delfinarios. La realidad es que pocas personas se manifiestan, sobre todo en nuestro país. Mi reflexión es que aunque a muchos españoles nos repugne la cautividad, todavía no tenemos la idea de que es un tema importante: es más, es muy difícil que en nuestro país alguien se manifieste a favor de la defensa del medioambiente y de los seres vivos que lo habitan. Hace falta aún mucha educación ambiental y muchas campañas publicitarias para que los ciudadanos se movilicen.  Si los ciudadanos no se movilizan, la Administración Pública no va a dar ningún paso en contra de la cautividad.

En este pasado mes de agosto hemos podido ver en televisión un anuncio publicitario de Orange utilizando una orca cautiva. Ante el sentimiento de repulsa por ver un animal tan maravilloso enjaulado, algunas asociaciones y grupos, liderados por Planeta Profundo, hemos decidido actuar y se ha emprendido una campaña en contra de esta anuncio publicitario, con el argumento de que utilizar la cautividad en la publicidad es contribuir a “normalizar” o hacer que sea socialmente aceptable una actividad, la cautividad, que cada vez tiene más detractores. Por ello se ha solicitado a Orange, mediante una carta firmada por más de 30 organizaciones, que modifique su campaña y nos hemos han puesto a disposición de la operadora telefónica para explicar las consecuencias de la cautividad y otras posibles opciones para expresar el mágico contacto del humano con el animal, especialmente en libertad. Se propone como alternativa las experiencias de buceo o natación con cetáceos libres o el avistamiento de animales en libertad. Queremos con esta iniciativa no solo animar a Orange a que modifique su campaña, sino dar a conocer también a la población ajena  problema de la cautividad y los detalles de la misma.


El cartel de la campaña de Planeta Profundo en contra del anuncio de Orange utilizando una orca cautiva. 
Dibujo de Inkshark

Otras organizaciones o grupos han planteado acciones similares con solicitud de firmas, y campañas en las redes sociales. La idea es que sea quien sea el que lidere una iniciativa es preciso apoyarla, por el fin de los cetáceos en cautividad, y por el fin de la normalización de las imágenes de cetáceos cautivos.

En un mundo cada vez más gobernado por el mundo audiovisual el argumento de que los delfinarios sirven para que niños/personas que no acceden a la costa puedan tener el contacto con estos animales no es razonable. Queremos ver imágenes de animales libres.  Fueron las imágenes de los documentales de naturaleza, las de Cousteau y los documentales de la BBC las que llenaron nuestra imaginación de las criaturas del mundo marino, y nos incitaron a soñar por ver estos animales en su medio.

Posiblemente sea más razonable y educativo realizar actividades infantiles con los niños en el mar, avistando aves y cetáceos libres las que mejor les ayuden a despertar su conciencia ambiental y de amor por la naturaleza y no digamos si los buceadores les enseñamos nuestras fotos y vídeos de nuestros encuentros subacuáticos. 

Y tú ¿qué puedes hacer?

Si estás leyendo este artículo y te está removiendo la conciencia, o si ya tenías idea de que la cautividad de los cetáceos no es admisible hoy en día, puedes hacer muchas cosas. La primera es contarle a todo el mundo todo esto, explicarles a los niños que los cetáceos no son felices haciendo piruetas en sus tanques, no ir a los delfinarios y aprovechar lo extenso de nuestra costa para realizar actividades de avistamiento. El Cantábrico, la Costa Catalana, Levantina o Balear, el Estrecho y Canarias son lugares idóneos donde numerosas empresas y organizaciones realizan actividades de avistamiento, a menudo con charlas educativas y de identificación. Es cuestión de proponérselo.

Y si te quedan más ganas de hacer más, asóciate a una de estas organizaciones que luchan por esta causa, apoya sus iniciativas, y expresa tu repulsa cada vez que veas una expresión gráfica de un cetáceo cautivo, no difundas fotos de delfines en cautividad y manifiéstate en contra cada vez que veas una.

Sin duda los buceadores lo tenemos más fácil, porque si has tenido la enorme suerte de ver cetáceos en inmersión o en tus traslados en barco, habrás podido experimentar lo maravilloso que es el contacto con estos animales en su medio, LIBRES.

LIBRES Y NO CAUTIVOS.


Calderones libres en Tenerife: Desde un barco de avistamiento de cetáceos.
Foto: Mónica Alonso


Calderones libres en Tenerife: en inmersión cuando se acercaron a donde nos encontrábamos. 
Foto: Luis Abad

REFERENCIAS:
https://ecologiaazul.com/2014/05/05/mamiferos-marinos-en-cautividad/

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